Discurso de Apertura – Mario Berríos Miranda – 11 Septiembre del 2023 – Comisión Organizadora Alemania
Escuchamos las últimas palabras de Salvador Allende.
Tres horas más tarde -hoy hace 50 años, a las 19.00 hora de Europa Central- las fuerzas armadas chilenas asaltaban el palacio presidencial de Chile y Salvador Allende mucho después de uno de los más largos y sangrientos empujes militares que había vivido América Latina hasta entonces.
Fecha imborrable: 11 de septiembre de 1973, así caracterizaron el golpe de Estado en Chile de 1974 los editores del libro Chile: un libro negro Hans-Werner Bartsch, Martha Buschmann, Gerhard Stuby y Erich Wulff.
A pesar de todos los intentos por sepultar el legado histórico, político, social, ético y cultural de Salvador Allende, su ejemplo y su impronta universal se sienten y se seguirán sintiendo en todos los rincones de nuestro planeta. Por ello, el 11 de septiembre de 1973 es una fecha imborrable, que marca por sobre todas las cosas a los autores y cómplices del golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
A 50 años del golpe de Estado que sacudió la conciencia democrática del mundo entero, de los pueblos del mundo, la voz y el mensaje del Presidente del Gobierno de la Unidad Popular, Dr. Salvador Allende Gossens, elegido soberanamente por el pueblo chileno, resuenan con fuerza y cobran cada vez más importancia y vigencia como proyección de futuro para las mayorías de la población en todos los países del mundo.
Fecha imborrable: 11 de septiembre de 1973
Se devuelve a la servidumbre a un pueblo que por un momento histórico sintió el soplo liberador de la vida humana.
Se derroca a un gobierno que logró en tres años lo que sus antecesores no pudieron hacer en siglo y medio. Dio leche a los niños de Chile, educación a los jóvenes de Chile, tierras a los campesinos de Chile, trabajo a los parados de Chile, grandes fábricas a los obreros de Chile, cobre al pueblo de Chile, viviendas a los sin techo de Chile.
Un pueblo arrojado de nuevo a la miseria, en cuyo camino hacia la luz, hacia un futuro libre de sometimiento y degradación, miraban con esperanza los esclavizados de toda América Latina.
La noche de la barbarie fascista cae sobre el Chile libre.
Una camarilla general, comprada por el capital nacional y la CIA, derroca al gobierno legítimo de la Unidad Popular. La residencia oficial del presidente elegido popularmente es bombardeada e incendiada. El presidente, Dr. Salvador Allende, es asesinado. Los verdugos fascistas atacan al secretario general del Partido Comunista de Chile, Luis Corvalán, y a muchos otros partidarios de la Unidad Popular. El ejército instaura un régimen de terror. Las calles de las ciudades chilenas se tiñen con la sangre de decenas de miles de partidarios de la Unidad Popular. Tanques, artillería y bombas sofocan la libertad del pueblo.
Pero el 11 de septiembre es también el día del heroísmo indescriptible de la gente corriente, de los obreros, campesinos e intelectuales chilenos. El día de la resistencia heroica de su presidenta, que se enfrenta a los asesinos de la democracia con la pistola en la mano y cae en combate. El comienzo de una nueva etapa en la lucha revolucionaria de un pueblo,
- que, a pesar de la superioridad armada del enemigo, no se rinde.
- Se mantiene fiel a la causa de la Unidad Popular.
- Que resiste los campos de concentración, la tortura y la muerte.
- Que reúne sus fuerzas.
- Que reclamará la libertad y ajustará cuentas con sus verdugos cuando llegue el día.
Un grito de cólera, de indignación recorre el mundo
El 11 de septiembre de 1973 es una fecha imborrable. No sólo para el pueblo chileno, que había aprendido a mirar al futuro con esperanza durante los tres años de gobierno de la Unidad Popular. También para los pueblos de todo el mundo que reconocieron en la lucha de los obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales chilenos su propia lucha por más democracia y justicia social e hicieron suya la causa del pueblo chileno, porque el proyecto de la Unidad Popular era un proyecto totalmente antiimperialista, porque privaba al imperialismo, en primer lugar al imperialismo norteamericano y al imperialismo alemán occidental, de los recursos naturales y del pueblo, de la clase obrera.
El pueblo de Chile iba a sufrir 17 años de terrorismo de Estado.
Pero las sombras del fascismo aún se ciernen hoy sobre Chile. Los crímenes de la dictadura aún no han sido expiados y quienes fueron a la cárcel o eludieron su responsabilidad por ellos sólo se lo deben a la incansable lucha persistente de los familiares de las víctimas.
El legado de los Chicago Boys, del llamado neoliberalismo, y la constitución fascista que lo acompaña y las garantías para el capital nacional y extranjero, no permiten una verdadera democracia o una nueva constitución democrática y popularmente determinada. Sin embargo, prósperas perspectivas por más de treinta años para la explotación de cualquier recurso humano y natural de Chile. Todo puede y será extraído o destruido en beneficio del capital. Ni siquiera el aire y el agua están a salvo de la privatización.
El proyecto del pueblo chileno, el proyecto de la clase obrera chilena, fue un camino sin precedentes en la historia de nuestro mundo. La meta sigue siendo el socialismo.
Y esta meta, que hoy muchos pueblos de nuestro continente en América, en África y en Asia recorren sin copiar ni duplicar por la emancipación y la justicia social, por la soberanía nacional y la democracia, está viva.
Nuestro proyecto puede ser un proyecto inconcluso, que en la historia de Chile sólo han podido detener temporalmente con un golpe de Estado;
- mediante el uso del terror y el terrorismo sistemático,
- mediante el uso planificado de las desapariciones forzadas,
- a través de asesinatos y ejecuciones,
- mediante la tortura,
- mediante la represión masiva y selectiva,
- por las hambrunas que han azotado a millones y millones de chilenos a lo largo de los años,
- y por la destrucción de todas las instituciones y espacios sociales y políticos que durante décadas caracterizaron al Estado democrático de Chile.
Desde el 11 de septiembre de 1973 y antes, el imperialismo norteamericano ha estado librando guerras contra los pueblos del mundo, destrozando economías, desmembrando naciones, organizando fratricidios, enfrentando a hijas e hijos de la clase obrera en guerras sucias cuyos beneficios acaparan exclusivamente las corporaciones norteamericanas.
Aquí, frente al poder del imperialismo yanqui, nos tomamos el tiempo de nombrar algunos:
1974, Chipre: Junto con la junta fascista griega, la CIA organiza un golpe de estado contra el presidente democráticamente elegido de la nación isleña. Miles de personas mueren y 200.000 pierden sus hogares.
1975, Timor Oriental: Estados Unidos se niega a reconocer la república proclamada por el movimiento de liberación y apoya la invasión del país por el régimen indonesio de Suharto. 200.000 personas son asesinadas.
1976, Argentina: Bajo la dirección de la CIA, se produce un golpe militar contra el gobierno. Miles de personas son asesinadas o desaparecen.
1976, Angola: EEUU apoya con armas y comandos especiales a los rebeldes, también equipados por la Sudáfrica racista, contra el gobierno de liberación nacional. El país se hunde en una guerra civil autodestructiva.
1980, Irán/Irak: EEUU arma a Irak con las armas más modernas, incluidas armas químicas, para atacar a Irán. Cientos de miles de personas mueren en una guerra que dura ocho años. Al mismo tiempo, EEUU apoya a Irán con el objetivo de que ambos países se enfrenten.
1980, Afganistán: la CIA recluta militantes fundamentalistas islámicos de todos los países árabes para utilizarlos como "guerreros santos" contra el gobierno de Afganistán, apoyado por los soviéticos.
1981, Nicaragua: la CIA organiza un ejército mercenario contra Nicaragua e instiga una guerra de agresión de 9 años.
1981, El Salvador: el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional se convierte en la fuerza dominante contra el gobierno instalado por Estados Unidos. La CIA organiza escuadrones de la muerte que asesinan a miles de opositores al régimen.
1983, Granada: Estados Unidos invade el pequeño país centroamericano y liquida el gobierno izquierdista. Más de 400 granadinos y 84 cubanos son asesinados.
1986, Haití: Después de que el vasallo estadounidense "Baby Doc" Duvalier se vuelva imparable, EEUU instala una junta militar.
1991, Haití: La CIA instiga un golpe militar contra el primer presidente elegido democráticamente, Jean-Bertrand Aristide. La nueva junta militar sumerge al país en un periodo de tres años de las peores violaciones de los derechos humanos.
1991, Irak: Tras la invasión de Kuwait por Irak, Estados Unidos y algunos aliados bombardean Irak y ocupan amplias zonas del país. En los primeros ataques mueren 200.000 personas.
1999, Yugoslavia: Dirigida por Estados Unidos, con Alemania como objetivo, la OTAN bombardea Yugoslavia. La guerra de agresión bombardea Yugoslavia durante 78 días. La OTAN utiliza municiones de uranio y bombas de racimo. Alrededor de 4.000 personas mueren y hasta 6.000 resultan heridas. Decenas de miles de personas siguen sufriendo cáncer hoy en día.
2014 Ucrania: Dirigido por fascistas y financiado por EE.UU., el presidente electo es empujado. A partir de entonces, la gente es asesinada por querer hablar su ruso natal, negarse a reconocer como héroes a los colaboradores del fascismo hitleriano, destruir monumentos soviéticos y cortar sus lazos con Rusia.
Cuando el 2 de mayo mueren quemadas más de 40 personas en la Casa de los Sindicatos de Odessa, la secesión de las Repúblicas Populares en Dombás es la consecuencia y la protección de muchos ucranianos. Bajo la dirección de la CIA, comienza la llamada operación especial contra las Repúblicas Populares en el Dombás. En el bombardeo del Dombás, que dura 8 años, mueren unas 15.000 personas.
La guerra, que dura ya más de un año, ha traído muerte y destrucción a millones de personas. El imperialismo estadounidense está sacrificando Ucrania por una paz victoriosa que nunca llegará.
Por delegación, exigimos justicia y la condena de los autores, los perpetradores de la guerra y la destrucción, que se sientan en el Pentágono y duermen en camas tranquilas por la noche.
Pero los pueblos del mundo asisten a una rápida profundización de la crisis general del capitalismo.
Incapaz de hacer frente a las crecientes contradicciones, el imperialismo es cada vez más peligroso para la humanidad. Recurre cada vez más a provocaciones y conflictos. Existe la amenaza de una nueva guerra mundial y del uso de armas nucleares.
El grito de ira y de indignación no tiene fin
Los pueblos del mundo deben ser liberados del flagelo de la guerra y, sobre todo, de la hegemonía del imperialismo norteamericano y sus socios de la OTAN.
En este camino de detener la ofensiva de la derecha y los fascistas, nos sigue acompañando el camino del movimiento de los pueblos; de la unidad popular; de la Unidad Popular de Salvador Allende, por la que millones y millones, durante décadas, han luchado por un Chile justo y soberano, codo a codo con los pueblos del mundo,
- luchando por superar el capitalismo brutal y salvaje;
- para derrotar la dominación imperialista;
- por eliminar las guerras criminales y las intervenciones militares.
Mientras el imperialismo norteamericano con la OTAN y la UE determinen el destino de los pueblos, de las gentes de esta tierra, mientras no cese el clamor de rabia e indignación, los pueblos se levantarán por la libertad y por la vida, contra el afán guerrerista, contra la codicia de dominación y de recursos.
Por ello, llamamos a aprovechar este 50 aniversario para levantarnos contra el fascismo y la guerra con una clara postura antiimperialista.
Mientras las víctimas del fascismo permanezcan en nuestra memoria, formarán parte de nuestra historia. ¡La Unidad Popular y Allende viven en nosotros!
¡Ni perdón ni olvido!
¡Nunca más fascismo, nunca más guerra!
¡La historia es nuestra y son los pueblos quienes la hacen!
Decimos mil veces: ¡Venceremos! Hasta que las sombras del fascismo sean barridas.